Por el paso del río Piedra se han formado ambientes de cascadas, cuevas y pasos de agua verdaderamente espectaculares para el visitante, el río en sí y debido a la geología calcárea arrastra una gran concentración de carbonato clásico y ocurre que todo lo que toca lo convierte en piedra, de ahí su nombre.
Este monasterio fue fundado por 13 monjes cistercienses venidos del Monasterio de Poblet en 1194. se asentaron en el antiguo castillo de Piedra Vieja y lo dedicaron a Santa María de la Blanca, se catalogó como monumento nacional el 16 de febrero de 1983 y posteriormente sitio histórico el 28 de diciembre de 1945.
Es una visita muy bonita e interesante mires por donde mires, ademas tiene animales entre ellos rapaces que hacen exhibiciones para los visitantes. Se pasa un día espectacular y su situación es buena con relación a Calatayud y Zaragoza que se pueden compaginar perfectamente dependiendo de los días que se vaya.
Igualmente para los románticos dispone de un Hotel acorde al sitio, es una abadía donde las habitaciones son antiguas y corresponden a las celdas de los monjes, naturalmente puestas al día, yo he tenido la oportunidad de pasar una noche y os aseguro que es un remanso de paz y tranquilidad para disfrutar de ello dependiendo del motivo del viaje de cada uno.
Es un lugar que todo el mundo que lo visita opina que es insuperable y maravillosos, no conozco a madie que haya estado y no le haya gustado, en fin hay que verlo y disfrutarlo... merece la pena.
Dentro de la ruta del monasterio también podremos ver el criadero de truchas de que dispone, de hecho en los restaurantes de alrededor el plato característico es trucha.